"Toda América del Sur no formará en adelante sino una numerosa familia que por medio de la fraternidad pueda igualar a las respetadas naciones del mundo antiguo"
Vemos a un hombre, castigando a una persona de manera horrorosa y esa persona resulto ser nada mas y nada menos que su esposa vemos a un niño con un arma perforando, todo el cuerpo de su padre pues se canso de tanto abuso y salio en defensa de su madre
vemos a un joven atacando a su amigo por un kilo de cocaina pues en el negocio de la droga, la traicion y la codicia es la rutina vemos a un pueblo que se ahoga en la violencia y se pregunta ¿hasta cuando? porque no sabe verdaderamente donde su problema esta empezando
y nos escondemos, para no comprometernos y culpamos a la gente, culpamos presidentes y sistemas de gobierno pero cambiandome a mi mismo es como traigo paz a mi tierra porque es en el corazon donde comienzan las guerras es en el corazon donde comienzan las guerras
vemos tambien a un policia dando golpes a un joven inocente porque este barrio baila mucho escucha rap y su dialecto es diferente vemos al que rie con todos pero odia a los que tienen piel obscura y aunque no quiere deciaria eliminar al que no tenga su blancura vemos rebeldes que quieren cambiar al mundo a fuerza de valasos por eso niegan la existencia de un Supremo que puede guiar sus pasos pero la historia de este mundo a confirmado que no hay otro camino que el que empezar a construir en el hogar, bajo la voz de un Ser divino
pero nos escondemos, para no comprometernos y culpamos a la gente, culpamos presidentes y sistemas de gobierno pero cambiandome a mi mismo es como traigo paz a mi tierra porque es en el corazon donde comienzan las guerras es en el corazon donde comienzan las guerras
.....no fue por culpa de politicos lo guerrillero y rebelde que fui en realidad fue por el odio y toda la maldad que habia dentro de mi es en el corazon donde se construyen los planes de ataque las ganas de tomar posesion de lo ajeno es lo que trae las masacres
escucha lo que te digo escucha lo que te digo son muchos lo que dicen traer buen ejemplo por eso es que yo vivo por eso es que yo vivo de una forma transparente y sincera por que mi cambio a sido por que mi cambio a sido cuando lo aplique desde adentro hacia afuera
sobre toda cosa guardada guarda tu corazon por que de el mana lavida...
Esa chica de cara lavada y carpetas entre los brazos le grita a Zaffaroni que lo que quieren los que proponen la despenalización de drogas es vender falopa. Es extraña esa palabra en boca de alguien tan joven. Falopa viene de otro tiempo, pero es que algo ha pasado con el tiempo. Pegamos un retroceso tan fuerte, cultural, políticamente, tan fuerte y tan vertiginoso, que ahora hasta quieren (ellos) vender falopa. Pronto querrán venderles sólo falopa a los niños. Luego se los comerán.
En este tren fantasma al revés, debutamos como ciudadanos de una ciudad cuyo jefe de policía escribió un libro que defiende el terrorismo de Estado. Otra chica se para en la misma Conferencia en la que expertos de países latinoamericanos vienen a exponer políticas contra las drogas. El presente es intervenido por el pasado. La segunda chica tiene el pelo carré de un rubio oscuro y grita finito. Las dos son como Evangelina Carrozo, pero sin sex appeal. Aquella activista que después pegó tetas y un par de contratos en la televisión por lo menos tenía adelante al Grupo de los 8 y una consigna que todavía pertenecía al presente. Estas dos cacarean algo que seguro han leído en un folleto. Son de un grupo muy raro que sostiene que el que está atrás del narcotráfico mundial es el Reino Unido. Seguro que leyeron varias veces cada una el mismo folleto.
Mientras Macri desde París confirma en el directorio del Hospital Garrahan a un contador que fue vicepresidente de la Cámara del Tabaco, las dos pibas de gritos destemplados, ciertamente religiosos, escupen su furia contra la idea de que los consumidores de pequeñas cantidades de droga no sean criminalizados. En el combo de la actualidad argentina, con el herpes de la cultura de derecha activado, las pibas que le gritan a Zaffaroni no desentonan. Es más: son un condimento compatible con el tipo de carne informativa que nos es servida a cada instante.
María Julia Alsogaray dice que es una perseguida política, y acaso lo sea. No por las condenas que le cayeron encima sino por la omisión de otras condenas. Qué duda cabe que María Julia, que muy bien juzgada y condenada está, es la elegida, como Ifigenia, para el sacrificio que le permitió al menemato eludir el costo judicial de sus delitos. Los sobresueldos que cobraban los funcionarios menemistas se diluyeron en las aguas espesas en las que nadie tiene deseo de meter la mano. De la Rúa niega la reunión, la reunión no existió y Pontaquarto es la Cenicienta de la semana: estuvo a punto de matarse, arrepentido de haberse arrepentido, pero unos días después llega en carroza esta sentencia de la Cámara Federal. Sí, hay elementos que le permiten presumir a la Justicia que De la Rúa fue un presidente que pagó sobornos para que algunos senadores de la oposición votaran una ley que destruyó los derechos de los trabajadores.
Esta semana, todo en algunos días. Podría reescribir los últimos renglones del último párrafo muchas veces, porque varios signos de admiración no alcanzan para describir el escándalo que supone lo que dicen. La UCR y el PJ, que ahora Chiche Duhalde dice que deben volver a ser los dos únicos partidos argentinos, tienen esta caquita en la puerta y hacen que no la ven. Los medios los ayudan. Ni se les ocurre el tema. No asocian. La UCR y el PJ, esta semana, no se dan por aludidos del bochorno puntual, de la síntesis perfecta que expresan las coimas en el Senado: son el Pacto de Olivos en estado de putrefacción.
Mientras, en la Subsecretaría de Transporte, Macri acaba de designar a Guillermo Dietrich, cuyo apellido lo dispensa a uno de tener que explicar en qué rubro trabaja su familia. Elisa Carrió llega contenta de dialogar con Mickey. Carrió ya no despierta pasiones en nadie, pero tira buenos títulos y encima ahora desembarca en la provincia. Qué jugamos: se acerca una Elisa Carrió con menos cama solar.
Marcos Aguinis, por su parte, dice que no es neoliberal. Lo dice en defensa propia. En el debate con el secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, Aguinis elige como ariete principal de su ofensiva la Marcha peronista en la asunción de Coscia. Estoy mirando la tele muy aburrida y de pronto Aguinis me despierta. No puedo creer, no entiendo el razonamiento. No comprendo por dónde el canto de la Marcha puede entrar a lo profundo de Aguinis. ¿Qué de la Marcha en una dependencia nacional, con el peronismo en el gobierno, produce ese enigmático y tremendo escozor en Aguinis y en los del grupo Aurora y en otra gente? ¿Cuál es la amenaza que trae el peronismo cuando está suelto, cuando Cobos se autoproduce pero no gobierna, cuando no hay pacto?
Los editores de TN hacen una interpretación delirante del mensaje del Papa, y le dan y le dan al “escándalo de la pobreza”. Es un lugar común del lenguaje eclesiástico. La frase fue y volvió. Estaba en el documento que los obispos argentinos le mandaron hace unos meses. Pero la palabra “escándalo” en la boca papal debe ser aprovechada, a destajo de la más elemental comprensión de textos. Si estuvieran cursando el CBC, los bocharían. El presidente de Cáritas fue inducido durante un largo reportaje en TN para que se hiciera cargo de alguna asociación entre la frase del Papa y lo mal que hace todo el Gobierno. No lo lograron.
Aguinis defendió la privatización de Aerolíneas y de las AFJP, también dijo que él no es neoliberal. Como conclusión podría esbozarse que el neoliberalismo regresa del norte para el sur y del centro a la periferia cuando todavía estamos recibiendo sus esquirlas. Pero que la palabra “neoliberal” todavía está impugnada. Está sucia en la memoria incluso corporal de los argentinos. La clase media todavía escucha sus propios golpes contra las rejas de los bancos.
Es el pasado, agónico y nunca muerto. Es exactamente lo de siempre. Es la falopa. Los putos. Los neomarxistas. Es Macri, que disolvió el trabajo de muchos años y eliminó la línea de ayuda a mujeres golpeadas. Son los negocios a los amigos. Son los derechos humanos sólo para los delincuentes. Es vigilar a los hijos para que no hagan cosas raras. Es Mirtha Legrand en continuado. O Moria Casán, o Patricia Bullrich. Es ese universo y esa gente que vienen puestos en la argentinidad que defiende el establishment. Gente cómoda.
El presente y el pasado una vez más copulan insatisfactoriamente en la Argentina. De uno de los impulsos saldrá la fuerza que neutralice a la otra. En eso andamos, en la batalla cultural.
Hace falta que nos pongamos a discutir que país queremos! El imperialismo se nos mete hasta en el cafe con leche, hay que lucharlo todos los días, en cada acto cotidiano!
Se nos abrió un camino Latinoamericano hacia una nueva sociedad Es nesesario que pensemos el hombre del mañana, ahora Este es el momento para luchar por la revolución!
Recomponer los lazos rotos es luchar por la revolución! Pensar el arte y la cultura es luchar por la revolución! Ver lo inmenso de nuestras pequeñas flores es luchar por la revolución! Cuidar el mundo es luchar por la revolución! Organizarse es luchar por la revolución! Unirse en comunidad es luchar por la revolución! Amar es luchar por la revolución!
Hablemos, no nos quedemos callados
Pongamos nuestras penas en palabras Nadie esta solo
La primera lucha es contra nosotros mismos Del resultado de esa lucha saldrá la fuerza revolucionaria Que construirá la herramienta de cambio
La revolución esta dentro nuestro, despertemos nuestro lado guerrero y salgamos a la calle
Compartamos canciones, palabras, risas, caricias, abrazos, Compartamos la salida del sol, la entrada del sol, la fiesta de la luna. Compartamos las estrellas, las flores, las abejas y los pájaros. Compartamos la vida y ella nos envuelve en música y colores.
Carl Sagan, astrónomo y divulgador científico estadounidense, gestor del famoso mensaje enviado al espacio en las sondas Voyager, propuso a la NASA tomar una fotografía de nuestro planeta cuando la sonda Voyager se encontraba a 6,000 millones de kilómetros. La NASA en un primer momento no entendía qué sentido tendría fotografiar nuestro planeta desde un lugar tan lejano. Así, la Voyager giró hacia la tierra y tomó la imagen más lejana que hayamos visto de nuestro mundo. Carl Sagan la denominó "Ese pequeño punto azul pálido" e hizo el siguiente comentario...
Quién sabe si fue el misterio o la suerte me tendió una mano pero aquel día te fuiste y olvidaste tus anteojos. Te hubiera corrido pero algo así como un fantasma me tomó del brazo y entendí que iba a ser mejor que te fueras y dejaras tus anteojos en la mesa. Que iluso al pensar que había sido un simple olvido, un futuro llamado, un encuentro y problema resuelto. Encendí la hornalla para calentar un poco de agua y hacer tiempo antes de salir a la escuela cuando un chirrido de madera me encontró desprevenido y mi mano soltó la pava que calló mojando el suelo y las suelas de mis zapatos. Me asomé al comedor. La mesa de algarrobo temblaba de miedo. Tus anteojos se abrieron como un cofre sellado durante siglos por algún tenebroso sortilegio y entre luces y fuegos de artificio una pequeña pajarita en llamas se disparo hacia el techo y comenzó a volar en todas direcciones quemando las cortinas, tiznando el cielo raso y haciendo estallar los vidrios. Agarré el teléfono y, mientras marcaba el número de los bomberos, la pequeña ave flameante, sin aviso alguno, se metió en uno de mis orificios nasales y sin hacer escala en la laringe o en la traquea bajó directo a mis pulmones. No sé como explicar lo que pasó a continuación. Fue como un sueño, estábamos los dos en mi cuarto, igual que la noche anterior, la luz tenue del velador, el humo de los cigarros, el olor a transpiración, pusiste tu mano sobre la mía, me distes un beso en la mejilla y mirándome a los ojos me dijiste que la vida, por momentos, te hacia sentir inmortal. Yo sentí que las células de mi cuerpo se dilataban y se humedecían y un calor creció en mi estomago, se expandió por todos mis órganos y tejidos y sin saber que hacer, te abrasé. Todo esto pasó muy rápido, enseguida me encontré otra vez en el comedor con las zapatillas húmedas. Tus anteojos estaban sanos como siempre sobre la mesa inmóvil, las cortinas estaban intactas, el techo blanco, los vidrios firmes y la pequeña pajarita flameante ahora era una simple calandria indiferente y saltarina comiendo las migas que quedaron de la ultima comida debajo la silla. La calandria vive en mi casa desde aquel día y cuando estoy descansando viene volando y se apoya en mi mano o me dice al oído que la vida, por momentos, la hace sentir inmortal. Con la nota te mando los lentes en un paquete y me gustaría que cuando pasemos otra noche juntos, quien sabe si por misterio o porque la suerte me tienda la mano, te vallas y vuelvas a olvidar tus anteojos.
Mario Benedetti murió ayer a los 88 años en su casa.
Por qué cantamos
Si cada hora viene con su muerte si el tiempo era una cueva de ladrones los aires ya no son tan buenos aires la vida es nada más que un blanco móvil y usted preguntará por qué cantamos si los nuestros quedaron sin abrazo la patria casi muerta de tristeza
y el corazón del hombre se hizo añicos antes que estallara la vergüenza
usted preguntará por qué cantamos
cantamos porque el río este sonando y cuando suena el río, suena el río cantamos porque el cruel no tiene nombre y en cambio tiene nombre su destino cantamos por el niño y porque todo y porque algún futuro y porque el pueblo cantamos porque los sobrevivientes y nuestros muertos quieren que cantemos
Si fuimos lejos como un horizonte si aquí quedaron árboles y cielo si cada noche es siempre era una ausencia y cada despertar un desencuentro
usted preguntará por qué cantamos
cantamos porque llueve sobre el surco y somos militantes de la vida y porque no podemos ni queremos dejar que la canción se haga ceniza. cantamos porque el grito no es bastante y no es bastante el llanto ni la bronca cantamos porque creemos en la gente y porque venceremos la derrota cantamos porque el sol nos reconoce y porque el campo huele a primavera y porque en este tallo en aquel fruto cada pregunta tiene su respuesta
Minibloques del "Especial Día de la Música".Realizado por Guillermo Tello y producido por la UMI (Unión de Músicos Independientes), emitido por CM "El Canal de la Música", con la idea de generar un profundo debate sobre, el rol de la música en la sociedad.
Decir Wittgenstein hoy remite en forma automática al inclasificable Ludwig, el único de los filósofos del siglo veinte que subordinó su pensamiento a su ética (a tal punto de que en su juventud renunció a una herencia equivalente a trescientos millones de dólares de hoy, además de abandonar cinco veces en su vida la filosofía para ser, sucesivamente, soldado raso en la Primera Guerra, maestro rural en Austria, jardinero de un monasterio en Suiza, enfermero en Londres durante la Segunda Guerra y, por fin, solitario habitante de una precaria cabaña en los confines de Irlanda). Ludwig W revolucionó dos veces la filosofía: primero de jovencito, con un libro de setenta páginas (el Tractatus Logico-Philosophicus) y treinta años después con sus abrumadoras Investigaciones filosóficas, publicadas póstumamente y hasta el día de hoy no entendidas del todo por nadie. Razón por la cual me permito sospechar, se ha escrito tanto sobre su vida (ningún otro filósofo de nuestra época ha despertado tal afán biográfico: ni siquiera Heidegger, con sus amores por el nazismo y Hannah Arendt). Es tanto lo que se ha dicho sobre Ludwig W que yo prefiero hablarles de su hermano Paul.
Paul Wittgenstein inició su carrera como concertista de piano en 1914 (su despótico y millonario padre había muerto el año anterior, permitiéndole ser artífice de su propio destino, cosa que no pudieron hacer los tres hermanos mayores, que terminaron suicidándose antes de cumplir los treinta años, los tres). Convocado a filas por el inicio de la Primera Guerra, Paul recibió una descarga de metralla en el brazo derecho en su tercer día en el frente y cayó prisionero de los rusos, quienes además de amputarle el brazo en un hospital de campaña lo enviaron al mismo campo en Siberia donde Dostoievski ambientó su Casa de los Muertos. A pesar de las penurias, cuando fue liberado y volvió a Viena, Paul se encerró en la mansión familiar (en cuyos salones había siete pianos de cola), tomando como ejemplo al gran organista ciego Josef Labor y al conde Géza Zichy, un pianista manco húngaro que escribió un libro de consejos para aprender a vestirse y a abrir ostras con una sola mano, entre otras cosas. Paul pasó meses enteros dedicando siete horas diarias al estudio hasta que logró tocar con una sola mano lo que para muchos pianistas de dos manos era imposible. “Mi pulgar izquierdo hace el trabajo de la mano que me falta”, se limitaba a decir. El problema era otro: la falta de repertorio.
Su fortuna personal le permitió resolverlo. A diferencia de su hermano Ludwig, Paul había aceptado gustoso sus trescientos millones de herencia y se dedicó a dilapidarlos alegremente pagando sumas estrambóticas para que músicos de la talla de Ravel, Prokofiev, Britten, Hindemith o Richard Strauss le compusieran especialmente obras para una sola mano. Los compositores comprendían pronto por qué recibían ese pago: Paul hacía los cambios que se le antojaban en la partitura cuando sentía que la orquesta opacaba su performance. Y, como el pago incluía los derechos exclusivos de ejecución, si no le gustaba la pieza la archivaba sin contemplaciones. Fue lo que ocurrió con el concierto que le escribió Hindemith en 1923 (descubierto en un desván de Long Island ochenta años más tarde y estrenado por Leon Fleisher en Berlín en 2004) y con el que encargó a Prokofiev (el pianista Siegfried Rapp, que había perdido el brazo derecho en la Segunda Guerra, logró en 1956 que la viuda de Prokofiev le consiguiera una copia de la partitura y tocó el concierto en público, para furia de Paul, que le hizo juicio y se lo ganó). A Strauss le devolvió una pieza argumentando que no era suficientemente brillante (éste debió entregar una segunda obra, la endiablada Panathenaenzug, para conformarlo). A Ravel lo hizo viajar a Viena y le pidió explícitamente una pieza que al público le sonara “tan completa y cristalina como una obra compuesta para dos manos”. El hoy clásico Concierto para la mano izquierda se estrenó en la Sala Pleyel de París en 1933, con Paul al piano y Ravel al frente de la orquesta. Todas las críticas mencionan que Ravel parecía mucho más nervioso que Paul cuando saludaron antes de tocar.
Era difícil decir si las audiencias que aplaudían a Paul premiaban a un gran concertista o a un asombroso minusválido. Los miembros de su familia, cuyos gustos musicales eran más exigentes que los del público medio, nunca fueron especialmente enfáticos. Una de las hermanas mujeres, Hermine escribió: “Oírlo tocar es una tortura que me deja sumida en la más oprimente tristeza”. Pero el criterio de Hermine no es del todo confiable, teniendo en cuenta que tanto ella como su hermana Gretl simpatizaron con Hitler desde un principio (los nazis les dieron estatus de semi-arias a cambio de todos los activos de la familia en los territorios del Reich; en el libro The House of Wittgenstein, Alexander Waugh calcula que esa “donación” ascendía a seis mil millones de dólares y financió la industria armamentista nazi los primeros tres años de guerra).
Las performances de Paul empeoraron con el paso de los años hasta que dejó de presentarse en vivo. Las únicas grabaciones que dejó son, según unánime opinión, de muy escaso valor. Aunque en su exilio norteamericano nunca logró que le permitieran enseñar en el Conservatorio, tuvo hasta su muerte alumnos particulares, muchos de ellos becados, y minusválidos como él. Su esposa Hilde, que era medio ciega, había sido alumna suya en Viena. Paul tuvo tres hijos con ella (el primero concebido la misma tarde en que Hilde tomó su primera lección, cuando ella tenía dieciocho años y Paul cuarenta y siete). Como Hilde no era judía, Paul había sido acusado de “degeneración racial” y tuvo que dejar Austria de apuro en 1938. Su mujer y sus hijos lo siguieron año y medio después. Allí los instaló en una casa en Long Island y los visitaba durante los fines de semana (ellos sólo podían ir a su departamento de Manhattan si avisaban con anticipación y no podían quedarse a dormir).
Cuando Paul llegó casi con lo puesto a Nueva York y sin su valet de toda la vida, dejó toda la ropa sucia tirada junto a la puerta de su habitación de hotel. Cuando ésta desapareció, debió quedarse dos días sin salir, tapado con una manta, haciendo las entrevistas para contratar un ayuda de cámara. Uno de los aspirantes se ofreció a bajar a Bergdorf-Goodman y traerle ropa si Paul le decía su talle. El confesó que desconocía tal información: nunca en su vida había comprado ropa en un negocio. Todo su guardarropa, incluso sus zapatos, eran hechos a medida. Cuando Ludwig y Paul eran jóvenes y vivían en la mansión de la familia en Viena, Paul interrumpió un día sus ejercicios de piano para golpear la pared que daba a la habitación vecina, donde Ludwig escribía en silencio. “¡Cómo pretendes que toque el piano con tu escepticismo colándose por debajo de la puerta!”, le gritó. Ludwig no contestó. Estaba demasiado concentrado en su Tractatus Logico-Philosophicus, del cual hizo una sola declaración en toda su vida: “Es un libro que consta de dos partes: la aquí presentada y lo que no escribí. Justamente esa segunda parte es la más importante”. Cada vez que leo esa frase pienso en el famoso koan zen (“Conocemos el sonido que hacen dos manos al aplaudir. Pero ¿cuál es el sonido del aplauso de una sola mano?”) y me pregunto cuál de los dos hermanos Wittgenstein logró acercarse más a la respuesta.
Es la primera vez que voy a escribir en este blog del cual soy responsable.
Quiero contar una actividad que realizamos hoy (Viernes 8 de Mayo) en el Instituto Secundario Martín Coronado.
Hoy hicimos un debate sobre "La Violencia en la Historia". La idea surgio en el último Encuentro Literario que se llevo a cabo en la biblioteca de la institución con la coordinación de Javier, el bibliotecario. Contamos con la participación de Emanuel (ex alumno), otro ex alumno (que no me acuerdo el nombre!), Susana, Javier y yo. Cada participante trajo un texto corto que sirvió como disparador del debate sobre violencia. Estubimos varias horas discutiendo, contando historias, contando nuestras ideas, aprendiendo y sacando conclusiones. Mate y bizcochitos de por medio. Una conclusión que saqué fue la siguiente:
En todos los hechos violentos (agresivos) que comentamos, el hombre (cuando digo "hombre" también me refiero al varón y a la mujer, vale aclarar) utilizó la violencia como herramienta para la defensa. Desde la defensa de la vida misma hasta la defensa de un pensamiento, una idea, un interés, una bien material, un derecho, una postura, un lugar en un grupo social, etc. Ya sea desde un sector social poderoso, opresor y autoritario hasta un sector oprimido, excluido y democrático.
Personalmente no creo en la No-Violencia. Y cuando hablo de "violencia" no hablo solamente de violencia física si no también de violencia psicológica, simbólica, económica y todas las que se les ocurran. Mis armas son la pálabra, la música, el amor y mis conocimientos. Con ellas puedo ejercer, entre infinitas manifestaciones, la violencia. Y apunto mis armas hacia los enemigos del pueblo y de la revolución.
Desde mi condición de sujeto transformador de la realidad, fomento la palabra, el arte, el amor, el debate, el estudio y la unión como las armas para luchar por el nuevo mundo.
Y si me permiten, a los que llegaron hasta este punto de la lectura, les quiero pedir su opinión y como dice Yupanqui "Que no se quede callado quien quiera vivir feliz".
:: Un colectivo de artistas docentes del conurbano bonaerense llegó para el Primer Encuentro Cultural en aula satélite de la escuela
El Soberbio. A partir de un encuentro, en el Hotel Bauen recuperado por los trabajadores, con el mítico compañero del Che Guevara en su iniciático viaje en motocicleta por caminos de Latinoamérica, Alberto Granados, se fundó un colectivo de artistas docentes que realizan trabajos de contención en el conurbano bonaerense. El nombre que eligieron para llevar a cabo semejante empresa, la de tirar cables a tierra en medio de la urgencia y el desamparo, fue El Camino de los Sueños.
Hoy, parte de ese numeroso grupo está en Misiones. Laura Mercado y Alejandro Carrizo (artistas, psicólogos sociales, ideólogos y fundadores, ambos de La Matanza), Nino Monfrogio (músico de San Telmo, ciudad autónoma de Buenos Aires), Omar Federico (músico, de Valentín Alsina), Matías Pereira Seddon (guitarrista, San Telmo) y Marcelo Nicolás Salamida (músico, de Ciudad Jardín), llegaron para asistir a tres jornadas enmarcadas en el 1º Encuentro Cultural del año en Colonia Primavera.
Se trata de una reunión que se inició ayer y que durará hasta el domingo, en la que el juego con los chicos, el arte y los talleres, serán ejes de la convocatoria en la humilde Aula Satélite Educación para las Primaveras, ubicada en la ruta Provincial 15, en el kilómetro 16, dependiente de la Escuela Provincial 373 de El Soberbio.
Todo el encuentro está planeado por el único docente que trabaja en ese espacio de madera y techos de chapas de cartón, Martín Cornell, edificio que ampara la educación de niños de la zona gracias a que los padres se pusieron manos a la obra (aquellos que deseen colaborar pueden ingresar a http://www.desdelatierraroja.blogspot.com/ o llamar al 03755 15652 956).
El nexo entre El Camino de los Sueños y el aula satélite Educación para la primavera fue el cantautor Joselo Schuap, que conoció a los artistas-docentes en una actuación que brindó en La Boca, hace dos años.
“Nuevamente renace la idea de seguir realizando un trabajo de acercar la cultura a las zonas rurales, como la nuestra, siempre tan marginadas en éste y otros tantos aspectos, de seguir compartiendo y aprendiendo unos de los otros para enriquecernos con nuestras diferencias” comentó Schuap, que hoy estará tocando en Colonia Primavera. Agregó que todo esto sirve “para construir las herramientas que nos permitan luchar con alegría para construir entre todos un mundo mejor, más bello y digno de ser vivido. Como dicen los compañeros de El camino de los Sueños, soñar otros mundos posibles, y verlos concretados luchando desde el amor y junto al otro”.
“Realizamos tareas de apoyo educativo, talleres artísticos, con pibes de hogares muy humildes. Otro mundo es posible, sólo hay que hacerlo posible” remarcó Laura Mercado. En tanto, Alejandro Carrizo detalló que vienen recorriendo el país, que el lanzamiento del proyecto se dio en el espacio porteño La Manzana de las Luces, con un público que tenía, entre otros, al Chango Farías Gómez y el Dúo Coplanacu.También relató que viajaron a apoyar al gobierno de Evo Morales, el año pasado, cuando estuvo siendo acosado por la medialuna rica boliviana, en medio de la denominada Masacre de Pando.
“Estuvimos con Evo y ahora cuando visite el país, en días muy próximos, nos encontraremos nuevamente”.
Un viejo proverbio enseña que mejor que dar pescado es enseñar a pescar. El obispo Pedro Casaldáliga, que no nació en América pero la conoce por dentro, dice que sí, que eso está muy bien, muy buena idea, pero ¿qué pasa si nos envenenan el río? ¿O si alguien compra el río, que era de todos, y nos prohíbe pescar? O sea: ¿qué pasa si pasa lo que está pasando? La educación no alcanza.
El pianista Miguel Angel Estrella recuerda la tortura en Uruguay
"Me decía ‘te formaron para tocar para nosotros y elegiste la negrada’"
Es el flamante embajador argentino ante la Unesco, la entidad cultural de la que es hace años embajador de buena voluntad. Sigue en su casa de siempre, "sin creérsela", tocando el piano. En este diálogo, recuerda sus dos años de prisión y tortura en Montevideo, cuando fue secuestrado, salvó su vida por la presión del mundo, pensó que nunca más podría usar sus manos y un coronel sanguinario le explicó que era "un traidor de clase".
Por Miguel Bonasso
"El manejaba los interrogatorios. El me decía: ‘vos nunca más vas a tocar el piano’. Porque vos no sos guerrillero, pero sos algo peor: con tu piano y tu sonrisa te metés a la negrada en el bolsillo y les hacés creer a los negros que pueden escuchar a Beethoven", evoca el Chango Miguel Angel Estrella, y la sonrisa que perturbaba al coronel uruguayo José Nino Gavazzo reaparece triunfal sobre los abismos del terror y la muerte que conoció en carne propia en el Montevideo de 1977, cuando imperaba el Plan Cóndor.
Y el cronista piensa que tal vez el coronel Gavazzo desde su lógica perversa descubrió una verdad esencial, porque esa sonrisa de dientes grandes que ilumina la cara angulosa del gran pianista tucumano es la demostración mayor de que el Chango, como pretendía Rudyard Kipling, ha sabido tratar "al triunfo y a la derrota como a dos impostores".
Ahora es el flamante embajador argentino ante la Unesco, donde ya era desde hace más de veinte años "embajador de buena voluntad", pero ni el recuerdo de la muerte, ni todos los triunfos y condecoraciones mundiales recibidas en cuarenta años de carrera internacional bastaron para malversar su alma de cristiano primitivo, que brinda la sonrisa y una pasta frola excepcional en la cocinita de su casa de la entrañable cortada Renán, la misma donde habitó con Marta, el amor de su vida, muerta en 1975. La misma casita humilde que pintó de rosado en noviembre del ‘72, para ofrecerle el balcón al Viejo, que regresaba al país tras 17 años de exilio. La misma donde una noche de los setenta se puso a ensayar Brahms y logró, sin proponérselo, que el vecindario se agolpara frente a la puerta y los vecinos lo escucharan sentados en la vereda, como antes lo habían escuchado religiosamente los coyas de Salta y Jujuy o los peones del azúcar de la FOTIA tucumana, como lo escucharían después los habitantes de las villas miseria de todo el mundo, a los que restituiría durante décadas la propiedad perdida de Beethoven y Bach –que el coronel quería expropiar– llevándoles su "Música Esperanza", que es más que una fundación o una ONG, es el viejo intento de que la cultura sirva para restablecer, en algún oscuro día de justicia, los derechos del hombre.
Llamarse Estrella es una premonición que arroja muchos significados. Su apellido en árabe es Najem (o Nayem, en la pronunciación española). Cuando sus abuelos inmigrantes llegaron a estas tierras, el funcionario de Migraciones les preguntó su nombre y el abuelo se limitó a señalar el cielo varias veces, sin decir una palabra. El funcionario vaciló unos segundos y luego ordenó: "Pónganle Estrella a estos turcos de mierda". Había acertado: nayem significa estrella en árabe.
Quienes lo visitan en la casita de la calle Renán y se lo encuentran de jean o bermudas, enarbolando la sonrisa hospitalaria, no dudan cuando el nuevo embajador en la Unesco afirma: "Yo no me la creo, si alguna vez me enfermo de importancia los autorizo a que me den una patada en el culo".
El diálogo que Página/12 sostuvo hace pocos días con Estrella fue mucho más que una entrevista periodística: la continuación de un encuentro mágico en el México del exilio, en la casa de Gerardo Bavio y Pila Garbarino, donde el Chango (recién liberado) se encontró con Jaime Dri, que había sido secuestrado como él, en Montevideo, el 15 de diciembre de 1977. Los que estábamos presentes fuimos sacudidos por sus exclamaciones: los dos se enteraron en ese momento de que el prisionero que habían sentido gritar en las sombras de la prisión clandestina era el hombre que tenían delante.
En rigor habían caído en el marco del mismo operativo de las Fuerzas Conjuntas, que empleó a cientos de sicarios armados hasta los dientes y apoyados por helicópteros. La casa que habitaba Estrella, con sus pequeños hijos Javier y Paula y "dos compañeros entrerrianos", estaba en la mira de los militares argentinos y uruguayos. A esa casa debía ir Jaime Dri el díaque cayó. A esa casa concurría el Oveja Carlos Valladares, un viejo amigo del pianista, que había trabajado en Tucumán con su padre. El Oveja, que era militante montonero y murió poco después tomando la pastilla de cianuro, había sido filmado secretamente por los servicios en la puerta de la casa montevideana del pianista. Estrella no era montonero (como bien lo sabía el coronel Gavazzo), pero era incapaz de negarles hospitalidad a sus amigos. Y lo pagó muy caro.
La tragedia se anticipó a sus planes: el pianista y sus hijos estaban a punto de abandonar Montevideo para pasar las fiestas en Buenos Aires y luego dirigirse a México, cuando irrumpió la patota del coronel. Lo llevaron de los pelos a una casa clandestina cercana al aeropuerto de Carrasco y lo torturaron con picana y colgándolo de una roldana, junto a un desconocido que gritaba –como él– en la tiniebla. Al desconocido (Jaime Dri) lo trasladarían luego a las mazmorras de la ESMA. El pianista estuvo a punto de sufrir el mismo traslado clandestino. Lo salvó una gigantesca campaña internacional, conducida, entre otros, por dos grandes músicos: Nadia Boulanger y Yehudi Menuhin. La Unesco, curiosamente, jugó un papel decisivo para salvarle la vida. Pero no pudo impedir que la dictadura uruguaya lo encerrase durante más de dos años en el penal, que por una siniestra ironía los militares orientales se empeñaban en llamar "Libertad".
En octubre del 2003, en la casa de la calle Renán, el concertista revivió su temporada en el infierno, sin odio ni rencor, exaltando con talento de narrador lo que Jean Paul Sartre decía con respecto a la resistencia de los prisioneros del nazismo: "Mientras haya una sola conciencia libre, ellos habrán fracasado".
El infierno de Carrasco
La veíamos venir. La olíamos. Una tarde, mientras estaba en el jardín con los chicos, vimos dos helicópteros sobrevolando la casa. Luego supimos por los vecinos que había cincuenta autos en las cercanías con tipos armados hasta los dientes. Mi hijo Javier, que estaba por cumplir once años y había perdido a su madre dos años antes, me abrazó llorando y me dijo: "Ahora te van a matar a vos, no quiero vivir más, papá". Mi hija Paula, de ocho años, vio cómo secuestraban a una de las chicas que vivía en casa. Yo había arreglado con una vecina que se los llevara, pero fue tal el terror que causó el operativo que los dos chicos se fueron solos, de la manito y temblando en busca de una familia amiga que vivía a unas diez cuadras.
Cuando me llevaron quedé encerrado en la capucha, con los ojos tapados por algodones. Y me torturaron encapuchado. Para bancarte la tortura tenés que buscar argucias para no cantar. Una de ellas era mística, mi relación con Dios. Una vez repetí más de treinta veces a los gritos: "Padre nuestro que estás en los Cielos".
Me enfermé con una diarrea que no paraba y venía un capitán a decirme: "Sos un paquete nada más, que después tiraremos en otro lado". El jefe (luego supe que era el coronel Gavazzo) que me reprochaba mi "traición de clase": "A vos te formaron para tocar para nosotros y elegiste la negrada". A veces, el coronel se sinceraba respecto a las diferencias entre la dictadura uruguaya y la argentina: "Vos decís que esto es un infierno. Pero yo voy a los chupaderos de Buenos Aires y salgo vomitando. Acá estás en un paraíso. No te matamos porque no podemos pero te vamos a destruir totalmente. Nunca más serás el padre de tus hijos. Nunca más tocarás el piano. Nunca más serás el amante de una mujer. Tenemos métodos muy sofisticados y si a los dieciocho años, que es el tiempo que te vamos a guardar acá, seguís con esa sonrisa te vamos a matar. Porque sos un tipo que tiene fe y eso te lo vamos a sacar". Las manos, hermano, las manos. Durante seis días me ataban las manos a la espalda y me hacía el simulacro de cortármelas con una sierra eléctrica.Entre los que me torturaban había una mina terriblemente sádica. Con esa mina yo hablé; era una mina de veinte años hecha mierda. Me acuerdo que era la más activa en la tortura. Desde el momento en que me secuestraron y me llevaban atado en el camión, empezó a pisotearme la cabeza. Empecé a distinguirla por la voz, porque tenía registradas las voces de los que nos pegaban y también las voces de los compañeros; llegué a contar 22 timbres diferentes. (Uno de los cuales era el de Jaime Dri.)
Un día esta mina de veinte años viene y me desata las manos y comienza a acariciármelas. A esa altura yo no tenía ninguna sensibilidad. Los dedos estaban hinchados. Ella me acariciaba y me decía: "Sol, qué hermosas eran tus manos hace unos días, cómo te las destrozaron". (A todos nos habían puesto un apodo y a mí me decían Sol.) Yo me atreví a decirle: "Cómo podés ser tan hipócrita, vos que me metiste tantas picanas en los huevos". Ella respondió: "Ya sé, ya sé". En medio de las sombras y los fantasmas yo me la imaginaba linda, un hembrón, pelo negro, largo, medio mulata. Ella me decía: "No, nada que ver, soy petisa, tengo los labios finos, soy fea, pero sé coger muy bien". "Vos te tenés que salvar", llegué a decirle una vez, en esos diálogos cortos y clandestinos que teníamos cuando estábamos a solas. Y ella me contestó: "No, porque si no me matan ellos me vas a matar vos. ¿O vos me vas a perdonar todo lo que yo te hice?" Le pregunté cómo había llegado a "esto". Me contó que vivía en un cantegril (villa miseria, en el irónico argot uruguayo), que un tipo la sedujo, le dio un poco de droga y al tiempo un día le dijo: "Te llevaría a una sesión rara, pero excitante". Y la trajo a una sesión de tortura. "Eso me motivó. Hoy cuanto más violenta soy más me pagan, por eso soy una hija de puta.
"No hubo forma de convencerla, me quedó grabada como algo tremendo humanamente: una mina de una villa miseria destrozada por un sistema.
Memorias de la casa muerta
Recién el 15 de febrero (de 1978) supe que estaba en el penal "Libertad". Yo siempre digo que en esa cárcel conocí lo mejor del Uruguay, a pesar de que era un laboratorio para destruir seres humanos. Estaba dirigido por psiquiatras. Todos estábamos bajo su control. Además de los pabellones había cinco pisos. Para cada sector estaba programado un grado diferente de dureza en el trato. Y esto podía cambiar súbitamente para mantenerte en un estado de perpetua alarma. Siempre me he preguntado cómo la inteligencia, la ciencia y el saber pueden estar al servicio de semejante proyecto de destrucción. Ni la correspondencia se salvaba: sólo te dejaban ver las cartas que podían atormentarte o causarte un conflicto. Una vez me escribió la Pila y se podía interpretar que mi vieja había muerto. Me volví loco, fue el único día en que perdí los estribos; quería matar a alguien.
Pero nosotros también teníamos estrategias de resistencia. Los presos nos contábamos todo. Los sueños, los amores que habíamos tenido, cómo eran nuestros hijos, las mujeres que habíamos elegido, los maestros que nos habían marcado. Contarnos era una manera de tener la cabeza ocupada en cosas de la vida.
A mí me tomaron como el preso más solidario. Cuando había algún afloje para repartir la comida decían: "Que reparta el Chango, que con esa sonrisa de oreja a oreja nos hace bien a todos". Había una complicidad para ayudarnos a vivir. Si había un compañero que estaba muy mal a mí me mandaban para hacer "guardia de enfermo". La "guardia de enfermo" consistía en contar cosas de viajes, de lo que pasaste en tu infancia, los mitos, los "casos", como decimos allá en el Norte. Para mí era como hacer música. Había uno, por ejemplo, al que le habían dado tanto que no hablaba con nadie y lo dopaban. Yo le decía: "Mirame, por lo menos, cuando te hablo". Y nada, él me daba la espalda. Un día le empecé a contar esas historias típicamente santiagueñas y la corté antes de llegar al final. Entonces se dio vuelta y fue el primer gesto de que escuchaba.
El 21 de setiembre de 1978, gracias a la campaña internacional que no paró un solo día, me llegó el mejor regalo: un piano mudo, para recuperar mis ejercicios como pianista. Pero la música estaba siempre presente. Había un prisionero al que llamaban Pirata, porque arrastraba una pata debido a la tortura: durante tres meses lo dejaron sentado y nunca más pudo caminar normalmente, porque se le habían atrofiado los músculos.
Al Pirata, que era un loco por la música y un hiperdotado, yo le daba clases a través de la pared de la celda, con dictados rítmicos. También aprovechaba los masajes que le daba en sus pies atrofiados para completar su instrucción musical, dándole lecciones por escrito. El guardia que nos custodiaba se aburría, se iba para otro lado y yo avanzaba en las lecciones musicales.
El Gato Ember
Una de las técnicas más perversas que utilizaban los psiquiatras del penal consistía en meterte en la celda a tipos con los que inevitablemente ibas a chocar. Ya fuera por cuestiones psicológicas o políticas. Buscando un personaje ideal para que me cayera mal y me fuera a las manos, me metieron un día en la celda al Gato Ember.
Era trosko. No bien entró, olfateó el olor a café (yo era el único preso que gozaba de ese privilegio) y me largó de entrada: "Burguesita la celda, ¿no?" Y yo lo atajé: "Mirá, si me venís con las teorías sobre los pequebú te digo: sí, pequebú hasta la muerte, hermano. Me gusta el café, me gusta el chocolate, me gusta ir al Sorocabana". El no se amilanó: "Tú no sos un pequebú, tú sos un bú".
A Ember le molestaba que yo todas las noches rezara. Rezaba despacito pero rezaba. No podía concebir que un tipo que estaba por cumplir cuarenta años rezara. "Tendrás que acostumbrarte", le dije.
Un día nos teníamos que contar las visitas que habíamos tenido y yo le dije que había venido mi hijo Javier, que se estaba asomando a la pubertad y andaba en sus primeros escarceos amorosos. Había conocido a una chica de la escuela, que se llamaba Concepción y era divina. Y me dijo: "Se me regaló, vos viste, papá". Yo le conté entonces cómo había conocido a su mamá, en un colectivo 105. Una morena de ojos negros que me flechó desde que subí al colectivo. Estaba sentada y miraba por la ventanilla incómoda por mis miradas. Yo le pedí que me llevara el portafolio y el tipo que estaba sentado al lado me dijo: "Sentate, pibe y avanzá". Nos bajamos a las diez cuadras y fuimos caminando hasta el pasaje Renán. Cuando oímos los pajaritos en los árboles me pareció estar en Tucumán y le dije a tu madre: "Qué lindo lugar para hacer un nido". Yo no podría decir que se me regaló; en todo caso nos regalamos el uno al otro y fue el amor de mi vida. Javier se largó a llorar y nos cortaron la visita.
De vuelta en la celda le conté al Gato que me había quedado mal y él me salió con una de las suyas: "Lo menos que hiciste con tu hijo fue hacerlo un revolucionario". Me le tiré encima y él me paró, diciéndome: "Tú sabes, no hay dos tipos más diferentes que tú y yo. Yo no te puedo soportar y tú no me soportas a mí. Hagamos un pacto de no hablar".
Durante dos semanas nuestra comunicación se redujo a pasarnos el mate. Los compañeros me decían: "Vamos a tratar de que te cambien de celda, porque se van a destruir ustedes dos". Yo les decía: "No pasa nada porque no hablamos y yo tengo mi teclado".Entonces, una mañana, el Gato Ember me empezó a hablar. El Gato, que era un tipo insomne y asmático, decidió confesarme "una debilidad": "Nunca estuve mejor en una celda que contigo. Nunca en estos siete años pude dormir y ahora duermo. Vos aportás una armonía acá en la celda que no sé de dónde mierda viene". Y agregó: "Disimulá, seguí diciendo que nos llevamos mal para que podamos seguir juntos en la celda".
Lo esencial con este hermano era un ejercicio intelectual que hacíamos: él tenía una capacidad de síntesis increíble. Yo no. Me decía: "Tú empleaste doscientas palabras para contarme eso. Ahora eso mismo lo podés decir con sesenta". Y empezábamos a sintetizar. Fue una cosa extraordinaria para mí, era como hacer música con alguien.
"Te amamos, Chango"
El día que me liberaron yo no sabía que estaba por salir, pero el Gato, tocándose la nariz, profetizó: "Libertad para ti". Me habían sacado para la enfermería pero yo no tenía nada.
El momento de la libertad fue un momento extraordinariamente fuerte, me temblaban las manos. Hasta el último minuto me dijeron que me trasladaban a otra cárcel. Eso formaba parte del sistema de desgaste, pero yo le creí al instinto del Gato. Fui celda por celda, diciéndoles "capaz que me voy" y repartiendo mis pertenencias. No me permitieron que le dejara el teclado mudo al Indio, un compositor al que le daba clases de piano sin piano.
Salí a la hora del recreo, escoltado por un milico que me iba pegando. Al que le dije: "Hijo de puta, ¿no te das cuenta de la belleza de este momento?". Los compañeros habían salido todos a las ventanas que daban al patio y me gritaban: "Chango, no te olvides de nosotros. Viví, viví a full. Te amamos, Chango". Yo me puse a llorar. Con el piano al hombro y ese tipo que me pegaba.
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Miguel Angel Estrella es un gran ser humano, un ejemplo, un heroe y mucho más que un gran músico. Investiguen y conóscanlo, no se van a arrepentir.
De yapa la sonata N. 8 Op. 13 "Pathetique" de L. van Beethoven interpretada por él:
Me recuerdo en esta hora de muchas cosas, de cuando te conocí en casa de María Antonia, de cuando me propusiste venir, de toda la tensión de los preparativos.
Un día pasaron preguntando a quién se debía avisar en caso de muerte y la posibilidad real del hecho nos golpeó a todos. Después supimos que era cierto, que en una revolución se triunfa o se muere (si es verdadera). Muchos compañeros quedaron a lo largo del camino hacia la victoria.
Hoy todo tiene un tono menos dramático porque somos más maduros, pero el hecho se repite. Siento que he cumplido la parte de mi deber que me ataba a la Revolución cubana en su territorio y me despido de ti, de los compañeros, de tu pueblo que ya es mío.
Hago formal renuncia de mis cargos en la Direccón del Partido, de mi puesto de Ministro, de mi grado de Comandante, de mi condición de cubano. Nada legal me ata a Cuba, sólo lazos de otra clase que no se pueden romper como los nombramientos.
Haciendo un recuento de mi vida pasada creo haber trabajado con suficiente honradez y dedicación para consolidar el triunfo revolucionario.
Mi única falta de alguna gravedad es no haber confiado más en ti desde los primeros momentos de la Sierra Maestra y no haber comprendido con suficiente celeridad tus cualidades de conductor y de revolucionario.
He vivido días magníficos y sentí a tu lado el orgullo de pertenecer a nuestro pueblo en los días luminosos y tristes de la Crisis del Caribe.
Pocas veces brilló más alto un estadista que en esos días, me enorgullezco también de haberte seguido sin vacilaciones, identificado con tu manera de pensar y de ver y apreciar los peligros y los principios.
Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos. Yo puedo hacer lo que te está negado por tu responsabilidad al frente de Cuba y llegó la hora de separarnos.
Sépase que lo hago con una mezcla de alegría y dolor, aquí dejo lo más puro de mis esperanzas de constructor y lo más querido entre mis seres queridos... y dejo un pueblo que me admitió como un hijo; eso lacera una parte de mi espíritu. En los nuevos campos de batalla llevaré la fe que me inculcaste, el espíritu revolucionario de mi pueblo, la sensación de cumplir con el más sagrado de los deberes; luchar contra el imperialismo dondequiera que esté; esto reconforta y cura con creces cualquier desgarradura.
Digo una vez más que libero a Cuba de cualquier responsabilidad, salvo la que emane de su ejemplo. Que si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento será para este pueblo y especialmente para ti. Que te doy las gracias por tus enseñanzas y tu ejemplo al que trataré de ser fiel hasta las últimas consecuencias de mis actos. Que he estado identificado siempre con la política exterior de nuestra Revolución y lo sigo estando. Que en dondequiera que me pare sentiré la responsabilidad de ser revolucionario cubano, y como tal actuaré. Que no dejo a mis hijos y mi mujer nada material y no me apena: me alegra que así sea. Que no pido nada para ellos pues el Estado les dará lo suficiente para vivir y educarse.
Tendría muchas cosas que decirte a ti y a nuestro pueblo, pero siento que son innecesarias, las palabras no pueden expresar lo que yo quisiera, y no vale la pena emborronar cuartillas.
Esto es un extracto de "El pensamiento del Che" que habla un poco sobre como debe actuar un Joven Comunista. Este pensamiento fue escrito por el Che en Cuba algunos años después del comienzo de la Revolución Cubana pero es increible la vigencia que todavia tienen estas ideas.
La seriedad que debe tener la juventud de hoy para afrontar los grandes compromisos, y el compromiso mayor es la construcción de la sociedad socialista, no se refleja en el trabajo concreto. Hay debilidades grandes y hay que trabajar sobre ellas, trabajar organizando, trabajar puntualizando el lugar donde duele, el lugar donde hay debilidades que corregir y trabajar sobre cada uno de ustedes para poner bien claro en sus conciencias que no puede ser buen comunista aquel que solamente piensa en la Revolución en el momento álgido del sacrificio, en el momento del combato, de la aventura heroica, de lo que se sale de lo vulgar y cotidiano, y, sin embargo, en el trabajo es mediocre o menos que mediocre. ¿Cómo puede ser eso? Si ustedes reciben ya el nombre de Jóvenes Comunistas, el nombre que nosotros como organización dirigente, partido dirigente todavía no tenemos, ustedes que tienen que construir un futuro en el cual el trabajo será la dignidad máxima del hombre, el trabajo será un deber social, un gusto que se da el hombre, el trabajo será creador al máximo y todo el mundo deberá estar interesado en su trabajo y en el de los demás, en el avance de la sociedad día a día, ¿Cómo puede ser que ustedes que tienen ese nombre, hoy, desdeñen el trabajo?Ahí hay un fallo, un fallo de organización, de esclarecimiento de trabajo y un fallo, además, naturalmente humano. La gente y todos nosotros, a todos yo creo, nos gusta más aquello que rompe la monotonía de la vida, aquello que de pronto, una vez cada tanto tiempo hace pensar a uno en su propio valor, en el valor que tiene dentro de la sociedad…Yo creo que lo primero que debe caracterizar a un Joven Comunista es el honor que siente por ser Joven Comunista, ese honor que lo lleva a mostrar ante todo el mundo su condición de Joven Comunista, que no lo vuelca en la clandestinidad, que no lo reduce a fórmulas sino que lo expresa en cada momento, que le sale del espíritu, que tiene interés en demostrarlo porque es su timbre de orgullo; junto a eso un gran sentido del deber, un sentido del deber con nuestra sociedad que estamos construyendo, con nuestros semejantes como seres humanos y con todos los hombres del mundo, eso es algo que debe caracterizar al Joven Comunista, al lado de eso su gran sensibilidad ante todos los problemas, su sensibilidad frente a la injusticia, su espíritu inconforme cada vez que surge algo que está mal, lo haya dicho quien lo haya dicho.Plantearse todo lo que no se entiende, discutir y pedir aclaración de lo que no esté claro, desdeñen el trabajo, declararle la guerra al formalismo, a todos los tipos de formalismos, estar siempre abiertos para recibir las nuevas experiencias, para conformar la gran experiencia de la humanidad que lleva muchos años avanzando por la senda del socialismo a las condiciones concretas de nuestro país, a las realidades que existen en Cuba y pensar todos y cada uno cómo ir cambiando la realidad, cómo ir mejorándola.El Joven Comunista debe plantearse ser siempre el primero en todo, luchar por ser el primero, sentirse molesto cuando en algo se ocupa otro lugar, y luchar por mejorar, por ser el primero, claro que no todos pueden ser los primeros, pero sí entre los primeros, en el grupo de la vanguardia, eso, de ser un ejemplo vivo, de ser el espejo donde se miren los compañeros que no pertenezcan a las juventudes comunistas, de ser el ejemplo donde se puede mirar los hombres y mujeres de edad más avanzada que han perdido cierto entusiasmo juvenil, que han perdido cierta fe en la vida y que frente al ejemplo reaccionan siempre bien, ésa es otra tarea de los Jóvenes Comunistas.Junto a eso, un gran espíritu de sacrificio, un espíritu de sacrificio no solamente para las jornadas heroicas sino para todo momento, sacrificio para ayudar al compañero en las pequeñas tareas, para que cumpla su trabajo, para que pueda hacer sus deberes en el colegio, en el estudio, para que pueda mejorar de cualquier manera, estar siempre atento a toda la masa humana que lo rodea.Es decir, hay algo que se plante, la exigencia a todo Joven Comunista es ser esencialmente humano y ser tan humano que se acerque a lo mejor de lo humano, que se purifique lo mejor del hombre a través del trabajo, del estudio, del ejercicio de la solidaridad continuada con el pueblo y con todos los pueblos del mundo, que se desarrolle al máximo la sensibilidad para sentirse angustiado cuando se asesine un hombre en otro rincón del mundo y para sentirse entusiasmado cuando en algún rincón del mundo se alza una nueva bandera de libertad.
No te quedes inmóvil al borde del camino no congeles el júbilo no quieras con desgana no te salves ahora ni nuncano te salves no te llenes de calma no reserves del mundo sólo un rincón tranquilo no dejes caer los párpados pesados como juicios no te quedes sin labios no te duermas sin sueño no te pienses sin sangre no te juzgues sin tiempo
pero si pese a todo no puedes evitarlo y congelas el júbilo y quieres con desgana y te salvas ahora y te llenas de calma y reservas del mundo sólo un rincón tranquilo y dejas caer los párpados pesados como juicios y te secas sin labios y te duermes sin sueño y te piensas sin sangre y te juzgas sin tiempo y te quedas inmóvil al borde del camino
Son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los medios de producción y de cambio, no expropian las cuevas de Alí Babá. Pero quizá desencadenen la alegría de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable.